viernes, 19 de febrero de 2016

-¿HOLA SUSANA?


Mucha tropa riendo en las calles
con sus muecas rotas, cromadas
y por la carretera vallada
escuchás caer tus lágrimas.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Los inocentes son los culpables
dice Su Señoría
(El Rey de Espadas)
Charly García

-¿HOLA SUSANA? ¡QUEREMOS COGER COMER!

El telediario pasa una noticia tras otra. en Corea del Norte un misil le saca la lengua al Tío Sam, los iraníes (siempre) traman algo, superproducción high tec en China, el Frente Polisario avanza a Sáhara Occidental desde Argelia. Un informe muestra gente vomitando en Haití. ¿Qué está pasando? Los haitianos están furiosos por la peste de cólera que se extiende por la parte oeste de la isla que comparten con los dominicanos. Le echan la culpa a los Cascos Azules nepalíes. Al parecer, en Nepal, el cólera es epidemia. Los soldados han tirado sus desperdicios en el río Mirebalais y desde allí la mierda se extendió por todo el país e incluso a la vecina República Dominicana. Hacía cien años que no se registraba un brote de cólera en Haití. Según estudios de laboratorio la cepa detectada que ya causó 1.000 muertos y ha infectado a 15.000 es de origen surasiático. Una vez más la ONU, literalmente, se cagó en ellos.
      La furia de los haitianos con piedras y palos se ha dirigido contra los Cascos Azules. Dos manifestantes han muerto y otros treinta han sido heridos, la réplica violenta de los soldados “pacificadores” ha sido en legítima defensa, según informa la ONU.
     Estábamos equivocados quienes pensábamos que algunas culturas tomaban los desastres naturales o provocados como un “castigo divino”. No es así, muchos se rebelan y nos revelan una dignidad que no aparece en los noticieros cuando los muestran impávidos con moscas alrededor de los ojos, o filman niños con panzas hinchadas por el raquitismo. No es algo natural para ellos el hambre o las enfermedades. No es algo aceptado aunque nos quieran vender eso.
     Los soldados de las Naciones Unidas han actuado en legítima defensa, vuelvo a escuchar. Los soldados tienen inmunidad jurídica. Pero más allá de eso, sobre los soldados hay más broncas que no aparecen por la tele. ¿Los haitianos atacan a las tropas de las Naciones Unidas por el cólera o hay algo más?.
     Las denuncias por abusos sexuales contra las fuerzas de paz de las Naciones Unidas se extienden por el mundo y a través de los años. Los soldados denunciados y encontrados culpables son simplemente repatriados a sus países donde no se les hace ningún tipo de juicio. Están plenamente probadas las denuncias por violaciones en masa hechas por Cascos Azules en República del Congo, Burundí, Sudán, Kosovo, Liberia, Costa de Marfil y (adivinen)… Haití.
     En 1993 Cascos Azules belgas e italianos fueron acusados en Somalia por actos de tortura, sadismo y violación. En ocasión de la operación “Restablecer la Esperanza”, ordenada por las Naciones Unidas, el sargento belga Dirk Nassel del Tercer Regimiento de Paracaidistas, fue acusado de golpear y humillar a un menor somalí. El sargento admitió los cargos y como descargo dijo que los menores iban continuamente a la base a mendigar comida. Obligó al niño de religión musulmana a comer carne de cerdo, además, amarró a la víctima a un tanque de guerra y ordenó al conductor que lo pusiese en movimiento. Otros dos soldados fueron absueltos, pese a las fotos incriminatorias, por la acusación de suspender sobre una hoguera a un somalí. Los jueces entendieron que lo habían hecho solo por... ¡entretenimiento! También fueron absueltos los soldados belgas participantes de una violación a una mujer somalí en ocasión del cumpleaños de uno de ellos y a los responsables de la muerte de un niño que fue sorprendido tratando de robar comida en la base Kisamayo. Al chico lo encerraron durante dos días en un contenedor metálico bajo los rayos de sol.
     Las denuncias se acumulan un año tras otro. Redes de pederastía en el continente africano y tráfico de prostitución en Kosovo. Jane Holl Lute, asistente de la secretaría general para las operaciones de paz admitió en una entrevista a la cadena BBC que “los problemas referidos a la explotación de población vulnerable por parte de Cascos Azules han existido desde el comienzo mismo de la creación de la fuerza”.
En Haití una niña de 11 años fue violada frente al palacio presidencial en Puerto Príncipe. Otra menor declaró haber sido violada en una base naval de la ONU en el año 2008. La dinámica es casi idéntica en todo el mundo, favores sexuales a cambio de alimentos. En 2007, el diario Los Angeles Times informó que, en Haití, "niñas de 13 años tenían sexo con soldados de paz de la ONU por un dólar".
Según un informe de la organización británica Save the Children efectuada en el año 2008, más de doscientos cincuenta niños de entre seis y diecisiete años admitieron haber sido víctimas de manoseos, relaciones forzadas o participación para filmes pornográficos por parte de fuerzas de paz. Al mismo tiempo la organización destaca que un gran porcentaje de víctimas no denunciarían lo vivido por temor a las represalias o a ser estigmatizados por su mismo entorno social. Cada uno de los niños dijo que conocían a su vez otros diez casos más de este tipo de comportamiento por parte de tropas o por empleados de organizaciones de ayuda.
Pese a que la ONU instó a los gobiernos de todos los países participantes en operaciones de paz para que se comprometan y juzguen y condenen a los soldados implicados en estos delitos, solo dos se hicieron eco, Sri Lanka y Sierra Leona. La mayoría de países no se hacen cargo del comportamiento de sus soldados más allá de sus fronteras.
En el informe citado anteriormente de Save the Children, se destaca que además de las fuerzas de ONU, otras veintitrés organizaciones de ayuda asociadas a estas acciones fueron acusadas por sus víctimas durante las entrevistas realizadas en el año 2008. La directora de Save the Children, Jasmine Whitbread, dijo que la investigación desnuda las "acciones despreciables" de los que "abusan sexualmente de los niños más vulnerables del mundo, a los niños que se suponía tenían que proteger"
Organizaciones de Derechos Humanos de Tumaco, en Colombia, han acusado a militares de los Estados Unidos de prostituir a menores de edad entre los años 2003 y 2007. El personal militar que se hospeda en hoteles cinco estrellas y que están allí para la lucha antinarcóticos, pagan por los favores sexuales con teléfonos celulares de alta gama. No solo tienen relaciones, también hacen cintas de video que se distribuyen en un mercado mundial y clandestino. Los embarazos y enfermedades de transmisión sexual se están extendiendo entre las menores y es un hecho imparable a raíz del miedo a denunciar por la complicidad de las autoridades locales y la absoluta impunidad de los extranjeros.
La flamante ministra de Relaciones Exteriores de la República Argentina es Susana Malcorra, Desde 2004 se desempeñó en la ONU como Directora de Operaciones y Directora Ejecutiva Adjunta del Programa Mundial de Alimentos. Fue acusada por delegados italianos y británicos por la burocracia impuesta durante la crisis en Darfur. Además, según cables y documentos filtrados por Wikileaks, trabajó a favor del gobierno de los Estados Unidos incorporando gente que le han sugerido en distintos puestos de trabajo, dándole de algún modo la razón a Diosdado Cabello, titular de la Asamblea Nacional de Venezuela, que la acusó de pertenecer a la CIA. Un tribunal integrado por tres jueces independientes convocados por Ban Ki-moon, llegó en diciembre de 2015 a la conclusión que los funcionarios de la ONU, encabezados por Susana Malcorra, Jefa de Gabinete de la ONU, habían intentado silenciar y ocultar los abusos sexuales a menores de edad perpetrados por los Cascos Azules de la ONU y fuerzas de paz de Guinea, Chad y Guinea Ecuatorial en misiones en el continente africano. En total son 13 abusos sexuales a niños por parte de 16 soldados en un campo de refugiados en República Centroafricana. Pese a todo, Ban Ki-Moon felicitó a Malcorra por el nombramiento en el gobierno argentino y declaró que en las Naciones Unidas cumplió sus funciones con “gran distinción” O sea, una salida honorable.
     El 18 de febrero de 2016, el diario Clarín (el de la corneta), publicó que Susana Malcorra estuvo hace pocos días reunida con Ban Ki-moon y que le entregó tres cartas firmadas por el presidente Mauricio Macri. En una de esas cartas el presidente Mau se compromete a aportar con presencia argentina las tropas de Cascos Azules.
     La relación de Macri con los niños está perfectamente documentada en varias noticias de distintos medios de comunicación. El ataque con balas de goma de la Gendarmería a un grupo de niños que formaban parte de una murga de carnaval, o la complicidad con los responsables de reducir a menores de edad a trabajo esclavo en talleres textiles clandestinos. Ahora sumará una nueva relación con los más pequeños, relaciones sexuales.
     La ley de los Cascos Azules es la que ellos mismos imponen entre excesos de alcohol y cocaína. Privilegian su erección urgente y condenan a un niño a crecer (si tienen la suerte de no ser asesinados) en el miedo, la vergüenza, los complejos y el rencor. La contradicción de defender la paz con asesinatos, torturas y violaciones no parece advertirla algunos medios de comunicación que se ponen de acuerdo para envolver a ciertos hijos de puta en un aura de política humanitaria correcta y de ojos azules.


     Los soldados ya están listos para una nueva misión. Preparan sus enseres fundamentales: drogas, balas, cámaras de video y preservativos...